miércoles, 1 de junio de 2011

En días como hoy, cuando me tengo que tragar toda mi frustración, pienso que nada tiene salida y que no podré cambiar las cosas.

Se me saltan las lágrimas si me paro a pensarlo, y ardo en deseos de darle una buena bofetada en toda la boca, a ver si se le apaga de una puñetera vez ese maldito ego que me está costando más de un disgusto.

¿Cómo se puede ser tan prepotente? ¿Cómo se puede vivir con la absoluta certeza de que siempre se tiene razón? ¿Cómo puede importar una mierda lo que quieran los demás, poniendo siempre por delante los propios deseos?

Desde luego que le falta una buena cura de humildad, pero se ve que nadie está dispuesto a dársela. Es más fácil mirar a otro lado, dejar que se salga con la suya para no acabar muy atacado de los nervios, ya me ataco solo yo, no os preocupéis, ya me como yo todo el marrón sola, como siempre.

Ya me jodo yo, que me estoy acostumbrando...

domingo, 20 de diciembre de 2009

Cambios

Las personas cambian.

Los hechos, las circunstancias, los anhelos, las tristezas, las alegrías... Todo cambia.

Las personas cambian.


Ninguno estamos preparados para una vida monótona. Rechazamos las cosas cíclicas, que se repiten día tras día sin más. La rutina. Buscamos la novedad, la sorpresa, lo extraordinario. Buscamos el cambio.


Con más ganas, con menos ganas, con más suerte o con menos suerte. Pero lo cierto es que tiene que ser así.

Es lógico que algunos lo encajen mejor y otros peor. Que algunos consigan que el cambio no afecte negativamente a los demás y que otros no puedan evitarlo.


¿Quiénes somos nosotros para juzgar el cambio en la vida de los demás? ¿No deberíamos tratar de entenderlo y alegrarnos? No es tan fácil, claro.

De eso se trata... De no buscar la recriminación. No hay más.




























Nunca pensé que un kinder bueno pudiera saber tan amargo...

martes, 7 de julio de 2009

Ojjj!!!!

Puta mierda todo...


Paso de tus malditas paranoyas, de tus gritos, de tus malas caras, de que me reproches todo lo que hago y todo lo que digo. Paso de que me trates mal y te permitas el lujo de echarme la culpa. Paso de calentarme la cabeza por ti y paso también de eso. Solo por joder...


Paso del carnet y paso del curso. Paso de las indecisas y del ahora si-ahora no. Paso de todo porque nada me importa ya. Nada me apetece más que otra cosa, ni nada me apetece menos. No se ni para qué escribo... Quizás es solo para no caer en la tentación de hacer algo peor...


Dejadme en paz. Estoy harta de tener que estar pendiente de todo. De que cada favor que tengo que pedir sea solo otra puta cosa más que añadir en la lista de cosas que luego me echarán en cara. Ojalá pudiera depender solo de mi misma, bastarme conmigo. Pero que lástima, soy humana...
























Solo quiero correr y correr y correr y no mirar atrás... Y si puede ser de tu mano, mejor que mejor...

lunes, 22 de junio de 2009

Aromas de Medina. 18 de octubre de 2008

CAPÍTULO 4. EL DE MEDINA A LA LUZ DEL SOL Y LA JUERGA FLAMENCA.



Me levanté después que todas, cuando Elena ya se había ido, y me comí un par de croisan con Nocilla, tan inocente yo, sin acordarme de nada hasta que me lo tuvieron que sacar a la luz... Encima de la mesa estaban los collages que había hecho Cristy. Eran bien bonitos y encima ¡había uno para cada una! Se lo curró la tía. Nos hizo más ilu... Cada una con su fotito propia en el centro.

Después de un ratito, nos vestimos porque habíamos quedado con Pepe y con Francis para comer. Tomamos unas tapitas en un bar de la plaza y luego llegó Isabel con sus papis. Llevaba un gorrito precioso y tenía carita de sueño. Estaba muy guapa y muy crecida desde la última vez que la vimos.

Después, fuimos al sitio donde trabajaba Nando para tomar un café. Pero había demasiada gente y los asidonenses decidieron llevarnos a un lugar llamado “Aromas de Medina”. Marta y yo en el coche con Pepe y Ana y las demás en el coche de la ola de Francis... ¡Que no corría na ni na! Las pobres niñas así llegaron...

El sitio era una preciosidad. Tenía cada adorno cuidado al detalle. Una decoración y disposición muy lindas y armónicas. Mely compró dulces típicos para su madre y su suegra y los niños invitaron al cafelito de la tarde.

Después de eso, volvimos para descansar un ratito antes de coger el autobús de vuelta. Los niños se quedaron abajo viendo el futbol y las niñas nos subimos... ¡para liarla, como no! Nos tiramos todas en el sofá cama y venga a movernos de un lado para otro. Y sobre todo, Cristy, que cuando menos nos lo esperábamos, pegaba un salto y caía encima de nosotras (vale, más bien encima de Marta y su hueso “ Romario”). Acabamos cantando mil canciones, incluidas las de Lengua Inglesa y hasta el “probe Migué”. Y claro, todo acompañado de palmas y de baile; si no, ¡no hubiera sido igual! Cuando nos fuimos para abajo, los niños nos estaban mirando con unas caritas...

- ¡Menos mal que estábais cansadas y queríais descansar un ratito! – nos dijo Pepe, riéndose por todo el escándalo que habíamos formado.

Nos llevaron hasta la estación de autobuses y la salida inminente del nuestro ponía fin a la diversión. Nos despedimos de Anita con mucha pena: aunque lo habíamos pasado tan bien, ¡nos quedaban aún más ganas de estar juntas! Pero habían sido 24 horas muy intensas. No nos podemos quejar, porque salió todo mucho más perfecto de lo que podíamos haber imaginado nunca. Tantos planes, tantos sueños, tantas ilusiones y qué rápido se pasó todo.

Menos mal que nos queda mucho tiempo por delante. Podemos idear mil días más para estar juntas, aquí y allí, pero siempre con la magia Atommy que nos acompaña a cada paso que damos. Estemos juntas o separadas. Estemos más cerca o más lejos. Con esa esencia que llevamos tan dentro cada una de nosotras y que planea quedarse para siempre...











Hasta aquí mis "memorias" sobre las aventuras en el cumple de Anita. Espero que les haya gustado, señoritas de mi alma y mi corazón.



Os quiero, ATOMMYS!!!!!!!!

sábado, 20 de junio de 2009

Aromas de Medina. 18 de octubre de 2008

Capítulo 3. EL DE LA NOCHE DE FIESTA.



La casa, de la cuñada de Ana, era una preciosidad. Tenía una piscina en la entrada y estaba todavía a medio amueblar; pero aún así era bastante acogedora. Ana nos dijo que subiéramos las cosas arriba y nos cambiáramos para la fiesta. Nos vestimos y pintamos y estuvimos dispuestas para irnos. La sola idea de volvernos a meter en el coche nos hizo reír. Pero allá que nos volvimos a acoplar de esa forma inexplicable que solo nosotras conocíamos.

En casa de Pepe, después de saludar a la familia, nos dirigimos a la zona de la piscina. ¡Qué cambio desde el verano! Ahora no había tumbonas y toallas por todos lados... El cuartito tenía ya puestas las mesas, los manteles y demás. Y allí que subimos con “los zapatos” siempre con nosotras. Los metimos en la neverita y ¡Cristy por poco se mata del bote que pegó cuando Ana comenzó a abrir la nevera en un descuido nuestro! Llegaron unos amigos de ellos y comenzaron con la barbacoa. Elena nos contó mil y una historias de su nueva vida en Sevilla. Sonaba bastante bien, si excluimos las novatadas a los pobres principiantes.

Me salí con la parejita para una sesión de fotos improvisada, mientras los demás preparaban la tarta, las velas... Era realmente preciosa. De chocolate blanco y llena de lacasitos por todos lados (faltaban algunos que se había ido comiendo Francis...). Adornada con una figurita de la Sirenita, que tanto le gustaba a Ana. Un 22 en el centro y 19 velas alrededor. Todo oscuro cuando entraron los dos. La cara de Ana me hizo comprender que todas las pesquisas del viaje habían merecido la pena. Cantamos el cumpleaños feliz y soplaron juntos. Se les veía tan felices...

Luego, los regalos. A nuestra niña le encantó el pijamita y parecía que le quedaba bastante bien (menos mal). La cara que pusieron cuando abrieron los dados... ¡no tiene precio! Nos miraban, mitad divertidos, mitad avergonzados. Después de aquello, nos tomamos la primera copa de la noche y luego nos fuimos de botellona, esta vez a pie.

El Caminillo estaba lleno de gente. Es el sitio de reunión habitual para beber, charlar y todo lo que conlleve el sábado noche. Me encantó el detalle de los baños. Ya podrían aprender en otros sitios...

Nos acompañaron Francis y Nando, además de Pepe, y nos hartamos de contar chistes... Me imaginaba que si alguien nos estaba mirando, le daríamos una total sensación de felicidad, paz, armonía, vitalidad... Me gusta pensar que damos esa imagen despreocupada cuando estamos juntas.

Pillamos un banco y nos sentamos para seguir con nuestras “tonterías”. Jugamos al “yo nunca he...” y también al “capitán hook”. Nos reíamos por cualquier ocurrencia de alguna, pero quizás también tuvo algo que ver el puntito que teníamos ya encima... Llegaron más tarde el Purri y el Juaki y hasta se acordaban de las que habíamos estado allí en verano. Un lindo detalle.

Después de un rato, nos fuimos a un pub que se llamaba “Vinilo”. Y venga baile y más baile. Y venga niños y más niños... Que por cierto, ¡vimos también al Maca! ¡Quien más y quién menos ligó esa noche y todo! Yo tengo un poco de cacao mental entre pantalones blancos y camisas abiertas... La vuelta: a pie, por esas cuestas que tiene Medina... ¡Menos mal que no estaba demasiado lejos!

Al llegar, me faltó tiempo para ponerme el pijama y meterme en la cama. Por más que esta gente me decían que me quedara, no podía con mi cuerpo, ¡que eran las 6 30 de la mañana! Ellas se quedaron hablando un rato más. Ojalá pudiera omitir esta parte, pero me temo que les afectó demasiado como para pasarlo por alto. Y es que resulta que después de un rato me levanté de la cama bruscamente, cogí mi almohada y me metí en la cama del otro cuarto. Por el camino fui gritándoles a las niñas porque no me habían dejado dormir e incluso empujé a Cristy y le grité a Ana. Lo peor del caso es ¡que no me acuerdo de eso! Yo creo que estaba medio sonámbula, porque Cristy dice que tenía los ojos cerrados, aunque si que me acuerdo de encender el móvil y mirar la hora (las 8’30). ¡Qué vergüenza madre! Menos mal que me perdonaron, porque vamos...

viernes, 19 de junio de 2009

Aromas de Medina. 18 de octubre de 2008

Capítulo 2. EL DE LAS NIÑAS APRETADAS Y LOS ENCUENTROS IMPOSIBLES.



Nos bajamos en la Plaza del Ayuntamiento de Medina. Ana, para seguir con nuestras aventuras, se encontraba en la otra punta del pueblo. Mientras la esperábamos en un banco, empezaron a caer algunas gotas. Nos tuvimos que apañar con un piragüitas para emergencias que llevaba Mely. No podíamos parecer más turistas, allí, refugiándonos de la lluvia como podíamos y con mil bártulos alrededor. Quizás nos faltaran las chanclas con calcetines para terminar el conjunto... Pero nos compensó un inmenso arcoiris que se dejó ver enseguida en el cielo de Medina.

- ¡Guapaaa, morenaaa!

Nos giramos bruscamente hacia el coche del que salieron aquellos gritos. Ver a Ana allí fue como una bendición. Venía con Pepe y con Cristy, que había llegado hacía rato. Se me encogió el corazón cuando no vi a Elena.

Pero para nuestra gran sorpresa, Ana nos contó que Elena (de forma inexplicable) había perdido el autobús y su padre la había traído en coche (¡benditos padres que nos sacan de apuros!). Encima de todo, éstos habían estado persiguiendo un coche por toda Medina porque en él iba una chica que se parecía a Elena. Pero cuando la muchacha se dio la vuelta y vieron que no era... ¡Hasta luces le habían hecho por ver si era ella! Sin embargo, Elena estaba ya cerca de casa de Pepe, al lado de la Iglesia. Ese pobre se tuvo que ir andando porque no cabíamos ya en el coche. Marta y Cristy se quedaron en la plaza por lo mismo y Ana, Susi, Mely y yo fuimos a por Elena.

Cuándo llegamos, no había nadie. Casi no lo podíamos creer, pero era de esperar, si teníamos en cuenta como estaba yendo el diíta. Entonces llamó Elena. Se había encontrado a Pepe por el camino y venían hacia allí los dos. Ver a Elena allí fue como un chute de alegría en vena para todas. Y de pronto, parecía como si no hubiera pasado el tiempo, como si nunca se hubiera ido, como si no nos hubiéramos separado. Y otra vez esa emoción en forma de ganas de llorar...

Ana condujo hasta el Mercadona y dejó allí a Susi y Mely para volver a la plaza con Elena y conmigo y recoger a Marta y Cristy, que debían empezar a impacientarse. Nos llevó también a nosotras hasta el supermercado. Nos quedamos comprando el desayuno para el día siguiente mientras ella iba a visitar a su tía.

Y allí comenzó la discusión. ¿Pepe cumplía 22 o 23? Porque sabíamos que Ana cumplía los 19, pero queríamos llevar velas para los dos. Al final decidimos que 22 y, si no, ya veríamos. Cuando terminamos de comprar, la tarta que había hecho Susi nos esperaba en la consigna del Mercadona. ¡Y vaya la que dimos con la tarta! Delante de Ana, nos referíamos al paquete que la contenía como “los zapatos”, como si por este simple hecho pudiéramos engañar a Anita... Pero tampoco había que decir abiertamente que era una tarta, ¿no?

Y entonces si que nos reímos... Un solo coche. 7 chicas. Algunas bolsas. Un par de maletas y bolsos. Muchas ganas de cachondeo. Mezcla todo eso y probablemente, tendrás algo parecido a lo que liamos entonces. Ana conducía, por supuesto. Yo de copiloto, con una maleta de viaje sobre la que coloqué como pude las piernas hasta que dieron con el parabrisas; encima mío, “los zapatos”. Detrás, 5 criaturas, el resto de maletas y las bolsas de la compra. Cómo se metieron allí es algo que no sabremos jamás. Cómo llegamos a la casa, aún menos. Desde luego, era el coche más rajado de Medina. Sirva para ilustrar esta anécdota el hecho de que tuvimos que bajarnos para que la pobre conductora pudiese aparcar, porque se le iba el coche...

lunes, 15 de junio de 2009

Aromas de Medina. 18 de octubre de 2008

Capítulo 1. EL DE LAS LLAMADAS DE TELÉFONO



- Disculpe, una pregunta. ¿Cuánto me puede salir más o menos la carrera de aquí a la estación?

- Pues la carrera mínima son 4 euros, señorita. Será más o menos eso. - El taxista me miró por encima de sus gafas, casi analizándome.

Sentada en el taxi iba pensando en lo que nos esperaba por delante. Llevábamos ya algunos días hablando del cumple de Ana. Que si nos vamos a Medina, que si no nos vamos, que si han dado lluvia, que si era broma...

Y ahora, de pronto, estaba camino de la estación para coger un tren a San Fernando, primera etapa del viaje. El trayecto en tren, como siempre pasa cuando uno va solo, fue un tanto aburrido. Al bajarme y subir a la estación de BahíaSur, Susi esperándome. Me dio por pensar que las Atommys éramos como piezas de un mismo puzzle dispersas por la provincia... Y nos estábamos reuniendo poco a poco.

Susi se había cortado el pelo y lo tenía realmente bonito. Su padre nos esperaba abajo. Nos llevó hasta la parada del autobús, donde ya nos esperaban Marta y Mely. Y me embargó la emoción. ¡Con razón me he ganado el apodo de llorona! Teníamos todas los ojos brillantes de expectación. Tras unos minutos esperando el autobús que habría de conducirnos hasta Medina, empezamos a inquietarnos al ver que no llegaba.

- Mmm... Yo creo que no es aquí, tía. Y mira que el hombre ese al que le pregunté me dijo que sí. Le voy a preguntar a ese otro que está ahí, por si acaso. - Mely se dirigió hacia donde apuntaba su barbilla.

Cuando el hombre dijo que habían cambiado los recorridos y que el bus ya no paraba allí, se nos cambió la cara. Comenzamos una carrera desordenada hacia la feria, (donde paraba el bus realmente), a tan solo 5 minutos de allí corriendo, pero a sabiendas de que ya había pasado la hora del autobús. Efectivamente, cuando llegamos... ¡no había rastro alguno de vida siquiera!

Ese fue el momento justo en que llamó Elena.

Estaba en la parada de Chiclana, por donde pasaría nuestro mismo autobús. Casi pudimos su expresión asombrada a través del teléfono cuando le dijimos que habíamos perdido el autobús. Dijo que lo cogería allí igualmente y cuando llegara a Medina, pensaría con Ana qué podíamos hacer.

Barajamos nuestras opciones. No había más autobuses hasta el día siguiente. ¿Un taxi? Demasiado caro. ¿Andando? Se trataba de llegar este mes. ¿Llamar a Cristy para que JoseAurelio nos metiera a las cuatro en la parte trasera de su coche? Un pelín... ¡ilegal! Pero... ¿para qué se han hecho las relgas? ¡Para romperlas, claro! Eso mismo debió de pensar el padre de Susi cuando ella lo llamó y dijo que venía a recogernos con la madre para llevarnos a Medina.

Y justo entonces llamó Ana.

- ¡Ni se te ocurra decirle que hemos perdido el bus, por Dios! - pensé que sería más acertado contarle la historia mejor cuando hubiéramos llegado.

Le dijimos con voz bastante convincente que estábamos en la parada del autobús (que al fin y al cabo era verdad) y que seguíamos esperando (no al bus como ella pensaba, pero tampoco era mentir).

Justo después de colgar ella, llamó Cristy.

- ¡Tía! ¡¿Dónde estáis?! ¡Que Elena no se ha montado en Chiclana y voy yo sola en el autobús!

Decir que nos echamos a reir era quedarse corto. No podíamos parar. Pensábamos que JoseAurelio la llevaría y ahora resulta que iba sola en el autobús que nosotras debíamos haber cogido en San Fernando y Elena en Chiclana. Lo de Elena si que no teía explicación. ¡Si nos había dicho que estaba en la parada ya!

Empezaron a correr las apuestas sobre qué puñetas habría hecho Elena para no coger el autobús. Éramos partidarias de que Cristy nos estuviera mintiendo y Elena fuera con ella. Una bromita de ese calibre sería tan propio de ellas... Pero... ¿y si se había arrepentido y no venía? Parecía muy poco probable. Si sabía lo que le convenía, no le haría eso a Ana. No es bueno retar a la furia de Medina...