lunes, 15 de junio de 2009

Aromas de Medina. 18 de octubre de 2008

Capítulo 1. EL DE LAS LLAMADAS DE TELÉFONO



- Disculpe, una pregunta. ¿Cuánto me puede salir más o menos la carrera de aquí a la estación?

- Pues la carrera mínima son 4 euros, señorita. Será más o menos eso. - El taxista me miró por encima de sus gafas, casi analizándome.

Sentada en el taxi iba pensando en lo que nos esperaba por delante. Llevábamos ya algunos días hablando del cumple de Ana. Que si nos vamos a Medina, que si no nos vamos, que si han dado lluvia, que si era broma...

Y ahora, de pronto, estaba camino de la estación para coger un tren a San Fernando, primera etapa del viaje. El trayecto en tren, como siempre pasa cuando uno va solo, fue un tanto aburrido. Al bajarme y subir a la estación de BahíaSur, Susi esperándome. Me dio por pensar que las Atommys éramos como piezas de un mismo puzzle dispersas por la provincia... Y nos estábamos reuniendo poco a poco.

Susi se había cortado el pelo y lo tenía realmente bonito. Su padre nos esperaba abajo. Nos llevó hasta la parada del autobús, donde ya nos esperaban Marta y Mely. Y me embargó la emoción. ¡Con razón me he ganado el apodo de llorona! Teníamos todas los ojos brillantes de expectación. Tras unos minutos esperando el autobús que habría de conducirnos hasta Medina, empezamos a inquietarnos al ver que no llegaba.

- Mmm... Yo creo que no es aquí, tía. Y mira que el hombre ese al que le pregunté me dijo que sí. Le voy a preguntar a ese otro que está ahí, por si acaso. - Mely se dirigió hacia donde apuntaba su barbilla.

Cuando el hombre dijo que habían cambiado los recorridos y que el bus ya no paraba allí, se nos cambió la cara. Comenzamos una carrera desordenada hacia la feria, (donde paraba el bus realmente), a tan solo 5 minutos de allí corriendo, pero a sabiendas de que ya había pasado la hora del autobús. Efectivamente, cuando llegamos... ¡no había rastro alguno de vida siquiera!

Ese fue el momento justo en que llamó Elena.

Estaba en la parada de Chiclana, por donde pasaría nuestro mismo autobús. Casi pudimos su expresión asombrada a través del teléfono cuando le dijimos que habíamos perdido el autobús. Dijo que lo cogería allí igualmente y cuando llegara a Medina, pensaría con Ana qué podíamos hacer.

Barajamos nuestras opciones. No había más autobuses hasta el día siguiente. ¿Un taxi? Demasiado caro. ¿Andando? Se trataba de llegar este mes. ¿Llamar a Cristy para que JoseAurelio nos metiera a las cuatro en la parte trasera de su coche? Un pelín... ¡ilegal! Pero... ¿para qué se han hecho las relgas? ¡Para romperlas, claro! Eso mismo debió de pensar el padre de Susi cuando ella lo llamó y dijo que venía a recogernos con la madre para llevarnos a Medina.

Y justo entonces llamó Ana.

- ¡Ni se te ocurra decirle que hemos perdido el bus, por Dios! - pensé que sería más acertado contarle la historia mejor cuando hubiéramos llegado.

Le dijimos con voz bastante convincente que estábamos en la parada del autobús (que al fin y al cabo era verdad) y que seguíamos esperando (no al bus como ella pensaba, pero tampoco era mentir).

Justo después de colgar ella, llamó Cristy.

- ¡Tía! ¡¿Dónde estáis?! ¡Que Elena no se ha montado en Chiclana y voy yo sola en el autobús!

Decir que nos echamos a reir era quedarse corto. No podíamos parar. Pensábamos que JoseAurelio la llevaría y ahora resulta que iba sola en el autobús que nosotras debíamos haber cogido en San Fernando y Elena en Chiclana. Lo de Elena si que no teía explicación. ¡Si nos había dicho que estaba en la parada ya!

Empezaron a correr las apuestas sobre qué puñetas habría hecho Elena para no coger el autobús. Éramos partidarias de que Cristy nos estuviera mintiendo y Elena fuera con ella. Una bromita de ese calibre sería tan propio de ellas... Pero... ¿y si se había arrepentido y no venía? Parecía muy poco probable. Si sabía lo que le convenía, no le haría eso a Ana. No es bueno retar a la furia de Medina...

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